sábado, 16 de junio de 2012

Los suspiros de dos días, como una ráfaga de aire.

El deslizar del carboncillo en el papel, y los tachones de las faltas.

Hay un mundo tras de mí. Algo difícil de entender y difícil de explicar. No son solo palabras lo que salen de mis labios, y no hay tan solo odio en mi mirada, aunque abunde la desconfianza.
Ocho letras son difíciles de espetar, cuando cada una de ellas desvela pensamientos pasados y esperanzas futuras. Quizás no lo entiendas, quizás le hable al viento, y el viento no conteste.
Y aunque confío en que la locura no llegue a tu cabeza, los deslices amenazan cada paso que te aleja de mí, y la humareda que no atisban mis pulmones, niebla la mirada del futuro.
Debería dar las gracias; y doy, por cada roce de nuestra piel, como regalo, mi aliento, y el esbozar de tu sonrisa.
Las cosas cambian y el mundo lo nota. No obstante, la tierra sigue girando para los demás. Curioso; que para nosotros los huracanes son provocados por la respiración agitada, y no son fenómenos meteorológicos, y la vibración de la tierra, el terremoto de tu palpitar.
Que si quieres me pronuncio, aunque me cueste, pero sé más de lo que mi voz pueda explicar, y seguro que mis manos te agarran con fuerza con cada concepto de mi alma.
Prefiero que no seas una línea recta, y bailar por cada curva, con el vaivén de las olas de tus ojos, profundos paisajes alterados que llenan de calma este mundo mío, nuestro.
Efímero paraíso de una historia con fin inadvertible; la casualidad del choque de unos labios que piden más que una simple coincidencia corporal.


























domingo, 3 de junio de 2012

Cristales.

Guía.


Para que hablar del pasado cuando es lo que sientes, un presente.
Aún. Tiembla tu voz. Aún. Brillan tus ojos.
Hablamos de destellos como si de simples luces se trataran, no más que el choque de dos halos que crean un arcoiris de colores infinitos. Palabras que ofrecen unos labios hechos del mismo material que los espejos, reflejando cada inspiración.
Y de nuevo un lenguaje agresivo del cual te protegen tus defensas, tus reacciones inmediatas. Un camino sin recorrido aparente, sin vuelta atrás y sin señales. Una brújula interna que procura ser sincera, pero desgraciadamente, interna al fin y al cabo. Demasiado oculto estaba el mapa que trazamos nuestro propio camino, y hasta donde llegamos. Que no fue el final. El ''que más da'' se convirtió aquella noche en las alas de los despropósitos y la hoguera fue paliada por las lágrimas del cielo, se moja el suelo, el agua recluta besos fraternales. Qué más da. Las nubes vivían suspendidas en la tierra apresadas por los rayos, y ahí seguía un cuerpo tambaleante, casi hipnótico. Que tiembla aún.
Qué más da. Si el sol se esconde demasiado pronto quizás es que debas quedarte para ver como vuelve. Si no vuelve, la noche eterna pintará las estrellas más altas que nunca, proyectando su luz contra las traslaciones de la tierra. Y nuestros cambios de comodidad. Dando vueltas en seda hiriente, rasgando las horas por un minuto más de infinito.
Palabras sin sentido que se arrastran con la meta en el rocío de un amanecer engullido por la persiana de una habitación capicúa. Y una salida de entrada con acertijos de por medio.
Que...Qué más da.