domingo, 3 de junio de 2012

Cristales.

Guía.


Para que hablar del pasado cuando es lo que sientes, un presente.
Aún. Tiembla tu voz. Aún. Brillan tus ojos.
Hablamos de destellos como si de simples luces se trataran, no más que el choque de dos halos que crean un arcoiris de colores infinitos. Palabras que ofrecen unos labios hechos del mismo material que los espejos, reflejando cada inspiración.
Y de nuevo un lenguaje agresivo del cual te protegen tus defensas, tus reacciones inmediatas. Un camino sin recorrido aparente, sin vuelta atrás y sin señales. Una brújula interna que procura ser sincera, pero desgraciadamente, interna al fin y al cabo. Demasiado oculto estaba el mapa que trazamos nuestro propio camino, y hasta donde llegamos. Que no fue el final. El ''que más da'' se convirtió aquella noche en las alas de los despropósitos y la hoguera fue paliada por las lágrimas del cielo, se moja el suelo, el agua recluta besos fraternales. Qué más da. Las nubes vivían suspendidas en la tierra apresadas por los rayos, y ahí seguía un cuerpo tambaleante, casi hipnótico. Que tiembla aún.
Qué más da. Si el sol se esconde demasiado pronto quizás es que debas quedarte para ver como vuelve. Si no vuelve, la noche eterna pintará las estrellas más altas que nunca, proyectando su luz contra las traslaciones de la tierra. Y nuestros cambios de comodidad. Dando vueltas en seda hiriente, rasgando las horas por un minuto más de infinito.
Palabras sin sentido que se arrastran con la meta en el rocío de un amanecer engullido por la persiana de una habitación capicúa. Y una salida de entrada con acertijos de por medio.
Que...Qué más da.












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