domingo, 28 de julio de 2013

Para qué.

Piensas demasiado.
Las acciones solo son eso, maneras de actuar con el efecto que conlleven, cualquiera que sea. Si meditas cada jugada el juego no tiene emoción, así es la vida, un sinfin de decisiones impulsivas que, si son erróneas, se verán seguidas de el arrepentimiento consiguiente. Pero hoy en día, la gente piensa demasiado, por lo que las decisiones erróneas no acaparan la primera plana, ni son erróneas enteramente. El arrepentimiento que surge de ellas, no es puro, sino algo que impulsa la vergüenza. Es decir, haces algo por impulsividad en un momento, sin pensar en consecuencias, simplemente había que hacerlo; pero a tu entorno no le resulta tan evidente, te juzgan, o te llevan la contraria con tintes de coacción, llevándote a este falso arrepentimiento, infundado por una vergüenza antes inexistente.  Esta es una de las miles de razones por las que debemos contar con una personalidad solida y conformada. Libre de veletas, coacciones, cambios de humor, y bipolaridades. Existen muchos caminos para acudir al mismo sitio, y por mas que te asignen uno, debes escoger el tuyo propio, el que determinen tus impulsos, y no tu alrededor. Es una pena malgastar tu tiempo en reflexionar sobre opiniones ajenas de personas que no estarán ahí cuando las cosas vayan mal, solo se quedan para hundirte, e infravalorarte cuando todo vaya bien.
Por duro que suene, ''mejor solo que mal acompañado''.
Pero no es nada que no sepamos, aunque nos negamos a aceptarlo, pues aguantamos actitudes dignas de ignorar como mártires aburridos.
Da media vuelta y camina hasta que no oigas las voces que causan tus bostezos y retan a tu paciencia. Camina hasta llegar a casa subiendo el volumen de la música hasta que ensordezcas tus pensamientos y vibren tus tímpanos al son de las cuerdas de un bajo, rindiéndote a la soledad más confortable.
Tampoco es para tanto, ¿no?.








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