domingo, 30 de noviembre de 2014

Braille

                                                                            Bruxismo.

Ahora entiendo por qué no lloran. Ahora entiendo los nudillos ensangrentados y la violencia provocada. Ahora entiendo las escapadas y los paseos a solas. Ahora entiendo las capuchas, la comodidad bajo la lluvia, la necesidad de herir.
Ahora sé que tenían razón los ceños fruncidos y no las sonrisas que nos venden.
A dónde va tanto dolor... la rabia, y el odio...
El odio que se vuelve confortable como camino a la estabilidad por la que suplica entre lágrimas secas un alma angustiada.
La rabia, que aprieta la mandíbula y contrae los puños hasta asegurarse de que aún puede sentir algo, dolor.
El dolor no se explica, no tiene letras. Se expresa entre guturales, golpeos y una base ensordecedora.

No lo entiendo. Leo entre líneas y te juro que no lo entiendo.




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