El grito de mis ojos.
Algún día te
contaré como me dejé caer y comencé a vibrar. A vibrar sin percatarme de haber
causado un terremoto.
Volviendo a las
frases sin sentido, declararé en mi defensa que hay matices que solo entiende
la persona que se puede identificar con estas letras, aportando esa conexión,
la coherencia de la cual despojé a mis palabras para animar al lector a una
libre interpretación.
Unos frases
bonitas, y otros, la mancha de unos sentimientos estampados al chocar contra la
pared.
Quien dijo “Haz
el amor y no la guerra”, sentenció a la
humanidad.
Nos hacen falta
luchadores. Nos hace falta más valor y menos frases de cortesía, un motivo por
el que luchar, una pelea sincera, y una ráfaga de golpes que nazca en el lado
izquierdo de nuestro pecho.
El mundo suplicó
hace tiempo por humildad…y tú no supiste fingir…nadie te enseñó a mentir… Unos
ojos vacíos que intentan secundar una expresión de honor y respeto, delatados
por tus palabras. Caes en tus propias trampas, donde yo he vivido una
eternidad, a solas. Donde por mucho que desgarres tu garganta, solo emitirás
gritos sordos. Donde cada golpe únicamente sacude el aire, y las ganas de
llorar se agolpan entre tus dientes…
Desahogarse se ha
vuelto algo arriesgado. El cristal se quiebra con cada impacto y mis manos
siguen el ritmo de mis pensamientos. Voy demasiado rápido. Pero ya no puedo
parar. No puedo salir de mi cabeza. La luz se resbaló de entre mis dedos y sus
ojos se adueñaron de mi último aliento.
Mientras mi
orgullo transforme mi interior, mientras alimente mis ganas, anestesie el dolor
y asfixie mis emociones…seguiré preguntando al cielo por qué llora. O por qué
no llora más a menudo.
está claro que el cielo llora cada vez que lueve
ResponderEliminarque tanta agua sirva para que crezca algo bueno